¡Hola a todos!
Hoy quiero compartir una publicación especial por el 8 de marzo, un día que no es solo una fecha en el calendario, sino un recordatorio de la lucha de millones de mujeres a lo largo de la historia.
Imagina por un momento un mundo sin la presencia de las mujeres. Un solo día sin su voz, sin sus ideas, sin su trabajo. Las aulas estarían en silencio, los hospitales vacíos, las calles sin el eco de sus pasos. No habría historias escritas por ellas, ni canciones que narren sus luchas, ni manos que sostengan la esperanza de quienes más lo necesitan.
Sin mujeres, el mundo se detendría. Pero las mujeres están aquí, y no van a callar.
El 8 de Marzo no es una celebración, ni un simple recordatorio. Es la voz de todas las que vinieron antes, de las que están aquí ahora y de las que vendrán después. Es la memoria de quienes rompieron barreras para que hoy podamos caminar un poco más libres, y el compromiso de seguir abriendo camino para las que aún no han nacido.
Es la historia de quienes desafiaron el "tú no puedes" y convirtieron su vida en resistencia. De las que cada día transforman el mundo desde su lugar: en los laboratorios, en los escenarios, en los hogares, en las calles. Es la historia de todas, porque cada una, con su esfuerzo y su lucha, hace que el mundo sea un poco más justo.
Pero también es un día incómodo, un día que nos obliga a mirar de frente lo que aún está mal. Porque la desigualdad sigue ahí, porque la violencia de género no ha desaparecido, porque muchas siguen sin tener las mismas oportunidades.
Y lo más importante: esto no va de un solo día. No basta con compartir mensajes el 8 de marzo si el resto del año se ignoran las injusticias. No basta con marchar si luego seguimos justificando la violencia, la brecha salarial o la falta de representación. La lucha por la igualdad no es un evento anual, es un compromiso de cada día, en cada espacio, en cada palabra y en cada acto.